Para ver, hace falta: luz y ojos abiertos. Si cierras los ojos no ves nada, aunque haya sol. Jesús es la luz que nos permite distinguir lo bueno y lo malo, para amar y ser felices. Los apóstoles invitaban a todos a seguir a Jesús, y hacían milagros en su nombre. Una vez curaron a un paralítico. Al verlo, muchos se alegraban y creían en Jesús. En cambio, los miembros de sanedrín, todos sabios y gente importante, rabiaban al ver al paralítico curado y a la gente que creía en Jesús, querían que los apóstoles no hablaran más de Jesús, pero no lo consiguieron.
Seamos como la gente sencilla, no como los del sanedrín.
Cap comentari:
Publica un comentari a l'entrada