Intenta atrapar con la mano un poco de aire. Imposible, ¿verdad?. Tampoco nadie puede atrapar al Espíritu Santo, ni a los que el Espíritu Santo protege. A los apóstoles los encerraron en la cárcel, para que ya no pudieran hablar a nadie de Jesús. Pero cuando fueron a buscarlos para castigarles, ya no estaban. ¿Cómo habían salido, si las puertas estaban cerradas? Dios sabe hacer estas cosas. Luego los encontraron en el templo, hablando otra vez de Jesús a todo el mundo.
Los amigos de Jesús hemos de hacer en cada momento lo que debemos, sin miedo. Él cuidará de nosotros.
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