Buenos días, CoronaVida
¡Qué tristes noticias! El viernes, 832 muertos por coronavirus. A Jesús se le murió un amigo. A sus hermanas les pareció que Jesús tenía la culpa. Le habían avisado de que estaba enfermo y no hizo caso. Llegó cuatro días después de que muriera. Marta y María se quejaron: "si hubieras estado aquí, nuestro hermano Lázaro no habría muerto". Jesús les dijo: "yo soy la resurrección y la vida". Ellas creyeron. Jesús se echó a llorar por Lázaro, fue a su tumba y ordenó: "Lázaro, sal fuera". Este salió vivo. Todo terminó en una gran alegría.
¿Tú crees que a Jesús no le importa la muerte de los que mueren por el coronavirus? Han muerto, como murió Jesús. Pero, como resucitó Jesús, también ellos resucitarán y serán felices para siempre.
Leed con vuestros papás el evangelio de San Juan, capítulo 11, versículos 1-45, o di que te lo cuenten. Es largo, ¡pero tan bonito!
A propósito, las hermanas de Lázaro hicieron llegar a Jesús la noticia de la enfermedad con estas palabras: "aquel que tú amas está enfermo". Las podemos usar como bella oración por los enfermos de coronavirus: "Señor, mira, estos hermanos nuestros, que tú amas, estan enfermos, ayúdales". De veras que el Señor les ama, nos ama.
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